Y todo
eso se basa en estar o no aforado. Según Gallardón, el aforo del rey, así como
sus familiares, no es por darle ventaja frente a cualquier otro mortal, no que
va, es mucho más fácil, se le afora por la dignidad de España y la notoriedad
de ésta.
¿Pero
que significa estar aforado? Pues bien, un aforado es una persona que por
ostentar un cargo público o por su profesión, goza del derecho en el caso de
ser imputado en un delito de ser juzgado por un tribunal distinto a cualquier
otro ciudadano. La justificación de esta condición es poder evitar las
presiones a las que pueden verse sometidas cualquier proceso judicial en un
tribunal ordinario cuando juzga un cargo público o político, puesto que en
órganos superiores la imparcialidad, presuntamente, es mayor que en los
inferiores.
No
podréis negar que es muy gracioso que el mismo que defiende la separación de
poderes sea el mismo que entiende e interpreta que actos así pasan y en vez de
evitarlo y luchar en contra de esa injusticia, no, hace una ley que evite que
pueda ser juzgado como otro ciudadano que paga sus impuestos.
Y aún
es mucho más gracioso que ahora que ya no es rey, Juan Carlos, se oigan rumores
de ciertas denuncias en las que se pedirían reconocimiento paternal. También es
cierto que hablar de la Familia Real implica muchas consecuencias y ninguna
buena. De ahí que no sepamos ni la mitad de lo que sabemos. De los tejemanejes
y ‘chanchullos’ corrompidos que les rodean desde el principio de los tiempos
borbónicos. Y ojo del que se atreva a hablar. No quiero insinuar nada, pero
ojalá algunos o algunas que sí que saben tuvieran el valor suficiente como para
denunciar públicamente a ese ‘campechano’ que vive a costa de todos los
españoles. Es como todo, ya que no hace falta que muevas ni un mísero músculo
para ganar dinero al menos simula ser buena persona. Siempre sienta mejor que
te roben con buena educación que no de malas maneras y con tirones de bolso por
la calle.
Pero
la pregunta que corre por muchos medios de comunicación es si es un privilegio
o no estar aforado. Y por supuesto hay tantas opiniones como personas opinando.
Unos dicen que sí, ya que no son juzgados como un ciudadano cualquiera. Otros dicen
que no, debido a que pierden el derecho de recurrir a un órgano superior. Y es
muy curioso que alguien contemple la posibilidad de necesitar utilizar el
recurso cuando todos sabemos la impunidad que hay con muchos personajes, tanto políticos
como relacionados con la prensa rosa.
También
es gracioso que haya políticos que se nieguen a conceder ese ‘privilegio’ al
rey cuando ellos mismos lo gozan. Haciendo una crítica a la igualdad para
todos. Muy bien, seamos iguales todos, no estés aforado y entonces da lecciones
de moralidad.
Ahora
bien, ¿cuántos hay en España? Pues mirad, en esto también somos líderes frente
a otros países. Existen unos 10.000 aforados, de los cuales, 2.000 son
políticos. Y quedan repartidos de la siguiente manera:
· Presidente
del gobierno español.
· Ministros.
· Presidentes
autonómicos.
· Consejeros
de las comunidades autónomas.
· Presidente
del Congreso.
· Presidente
del Senado.
· Diputados.
· Senadores.
· Presidentes
de los parlamentos autonómicos.
· Parlamentarios.
· Presidente
y Consejeros del Tribunal de Cuentas.
· Presidente
y Consejeros del Consejo de Estado.
· Defensor
de Pueblo.
· Presiente
del Consejo General del Poder Judicial.
· Presidente
del Tribunal Supremo.
· Presidente
del Tribunal Constitucional.
· Vocales
del Consejo General del Poder Judicial.
· Jueces.
· Magistrados.
· Fiscales.
· Las
fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Como
podéis comprobar ha quedado muy repartido el premio. Felicidades a todos los
agraciados y ha seguir así de bien y de imparciales unos y otros. A los
desafortunados, no os preocupéis, cada cuatro años se vuelve a hacer el sorteo
y podéis ser los siguientes.
Cabe
comparar y hacer mención que por ejemplo ni en Alemania, ni Reino Unido ni
Estados Unidos hay aforados. En Italia y Portugal los únicos son los presidentes
de la República. Y en Francia, sólo el presidente de la República, el primer
ministro y sus ministros.
La
próxima vez que alguien hable de dignidad que sólo os den lecciones los
aforados, ya que la mierda de opinión que podamos tener el resto de población ni
importa, ni importamos, ni se nos escuchará.